SAN JOSÉ DEL CABO

Iniciaría en 1565 la ruta comercial más grande de su tiempo, el Galeón de Manila. En esta travesía, se realizaba un tornaviaje de Acapulco a Filipinas, los galeones, con el propósito de proveerse de agua hacían escala en la zona del actual Estero Josefino, conocida en aquella época como Añuití por los indígenas Pericúes y posteriormente nombrada Aguada Segura o Bahía de San Bernabé por los navegantes de las naos. Con el tiempo, la operación de la ruta demandó establecer un asentamiento permanente en la punta de California para hacerse de provisiones y de protección contra los ataques piratas. Sin embargo, todos los intentos de colonización fracasaron, siendo hasta 1697, el inicio de la colonización de California con la fundación de la Misión de Nuestra Señora de Loreto por la Compañía de Jesús. Debido a la falta de recursos y a las condiciones geográficas de la península, el antiguo propósito de establecer un sitio fijo de apoyo para el Galeón de Manila se lograría hasta el 8 de Abril de 1730 con la fundación de la Misión de San José del Cabo por los padres Jesuitas Nicolás Tamaral y el visitador José de Echeverría.

La misión consiguió progresar en los primeros años, no obstante, las imposiciones culturales de civilización y evangelización, con el tiempo generaron gran descontento entre los indígenas Pericúes. En consecuencia, en 1734 se desató una rebelión armada en la que caerían abatidos, los párrocos Nicolás Tamaral de la Misión de San José del Cabo y Lorenzo Carranco de la Misión de Santiago. Tan pronto como fue posible, se trataron de recuperar las misiones, sin embargo, la soberanía novohispana en la región se recobraría hasta 1737.

Como parte de las reformas borbónicas los integrantes de la Compañía de Jesús fueron expulsados en 1767 de todos los territorios del imperio español. Haciéndose cargo de la Misión de San José del Cabo el padre franciscano Juan Morán.
En 1768 a través de la disposición de dos decretos adjudicando tierras aledañas a San José del Cabo a indígenas y a colonos españoles y mestizos, el visitador José de Gálvez introdujo el concepto de propiedad privada en el sur de la antigua California.

En la misma época y en otro contexto, un importante proyecto astronómico se llevaría a cabo el 3 de junio de 1769. Con el propósito de obtener datos para calcular la distancia de la tierra al sol, en diversas partes del mundo se haría la observación del tránsito del planeta Venus frente al disco solar. El astrónomo francés Jean Baptiste Chappe d’Auteroche realizaría con éxito en la Misión de San José del Cabo una de estas observaciones. Sin embargo, a causa de una epidemia la mayoría de los integrantes de esta expedición científica franco-española, perdieron la vida, entre ellos Chappe d’Auteroche quien fue sepultado en la Misión de San José del Cabo.

Una nueva etapa socioeconómica se iniciaría en las primeras décadas del siglo XIX, el numero de indígenas decreció drásticamente y en contraparte se establecieron inmigrantes españoles, mineros, comerciantes y marineros. Bajo estas condiciones el propósito de la misión daría un giro hacia la actividad agrícola y ganadera. Para 1824 la región comenzó a funcionar como ayuntamiento y en 1830 a través de un decreto del gobernador Mariano Monteverde, San José del Cabo se convirtió de misión a pueblo.

Durante la guerra México – Estados Unidos de 1846 a 1848 la marina norteamericana invadió y alzó su bandera sobre suelo bajacaliforniano. En defensa del territorio fue elegido Jefe Político de la Baja California, el ilustre josefino Mauricio Castro Cota. En uno de los combates, la noche del 19 de noviembre de 1847 en San José del Cabo se inició una batalla comandada por el Teniente José Antonio Mijares, Vicente Mejía y José Matías Moreno contra el pelotón al mando del teniente Charles Heywood, en esa contienda en el centro del pueblo, José Antonio Mijares cayó gravemente herido perdiendo la vida al día siguiente.

En la segunda mitad del siglo XIX San José del Cabo consolidó su progreso alcanzando el rango de villa. La agricultura a través de la industria de la caña de azúcar y la ganadería sobre todo la vacuna, fueron actividades fundamentales que fortalecieron el comercio náutico de altura y cabotaje, derivando un considerable aumento de la población y la aparición de nuevos sectores sociales. Durante esa etapa, el gobierno local puso en marcha algunos servicios públicos tales como educación, correos, alumbrado, seguridad y limpieza.

En las primeras dos décadas del Siglo XX la sociedad josefina enfrentó retos difíciles como sequías y epidemias que disminuyeron la población, además de terribles huracanes que echaron abajo construcciones publicas y privadas. Durante la Revolución Mexicana, la villa fue ocupada por las fuerzas federales hasta 1914, situación que provocó el cierre casi total de los puertos, creando desabasto de productos y la interrupción del exitoso flujo comercial que se había logrado en décadas anteriores. A pesar de la crisis económica, se logró edificar la torre del Palacio Municipal y colocarle el reloj publico en 1904, así mismo se instaló una red de agua potable en 1910 y se realizó una ampliación de la traza urbana en 1916.

De 1920 a 1940, San José del Cabo vivió su época de oro entrando de lleno a la modernidad. La Municipalidad incrementó su población, la ganadería, la agricultura y el comercio naval recobrarían su fuerza. Se pondrían en marcha los caminos a La Paz en 1920 y a Cabo San Lucas en 1927. El Centro Histórico recobró su fachada con las restauraciones a la torre de Palacio Municipal y a la Plaza Mijares, construcciones afectadas por el huracán de 1918. En 1925 el comercio “La Voz del Sur” ubicado frente al Palacio Municipal se convierte en la segunda agencia nacional de autos Ford modelos “A” y “T”.
Para la década de los treinta se afianzó la producción de tomate y su exportación principalmente a Estados Unidos, siendo esta actividad la gran parte impulsora del exitoso desarrollo económico en la “Época de oro”. Sin embargo en la década de los cuarenta esta etapa de bonanza se vino abajo a causa de desastres naturales, de la baja de precio del tomate y del alza en los costos de los fletes marítimos causada por la segunda guerra mundial. Acostumbrada a remar contra la corriente, la sociedad josefina siguió buscando el progreso a través de la construcción y apertura de escuelas y hospitales, en la cultura y el deporte surgieron actividades como el cine y el box que sirvieron de esparcimiento a la población.

 


Llegando a la mitad del siglo las actividades económicas se orientarían en un nuevo sentido, en 1952 abre sus puertas la Casa O ‘Fisher el primer hotel de la región, el cual tenía a la pesca deportiva como actividad principal. Para 1956 el Hotel Palmilla inicia operaciones hospedando a artistas, grandes empresarios y políticos principalmente estadounidenses.

En los sesenta, la población de San José del Cabo aumentó respecto a la década anterior. Los servicios públicos como los sistemas de salud, electricidad y agua potable tuvieron un incremento y mejoras considerables, al igual que las rutas de comunicación terrestres. La educación también progresó con la inauguración de las instalaciones propias de la Escuela Secundaria Antonio Mijares. En el rubro turístico, se llevaron a cabo los primeros torneos de pesca deportiva en los hoteles Palmilla y Cabo San Lucas.

En 1971 San José del Cabo se convierte en Delegación del Municipio de La Paz.
En esta década se iniciaría el nuevo modelo económico basado en el turismo a través de la ansiada puesta en marcha en 1972 de la Carretera Transpeninsular Benito Juárez y en 1977 de la apertura del Aeropuerto Internacional de Los Cabos.
A mediados de los setenta, el Fondo Nacional de Turismo inicia el proyecto de desarrollo de Los Cabos como Centro Integralmente Planeado en San José del Cabo y Cabo San Lucas.

El 8 de abril de 1980 en la celebración del CCL aniversario de la fundación de la Misión de San José del Cabo, la II Legislatura del Honorable Congreso del Estado de Baja California Sur
aprobó en sesión pública la creación del Municipio de Los Cabos, convirtiéndose San José del Cabo en la cabecera municipal.